¿Y si Dios es Mujer?

¿Y si Dios es mujer?


Es el año 2076 y los estudios sobre la cognición y el cerebro humano han avanzado mucho en las últimas décadas; es un logro alcanzado gracias a las innovaciones de la neurotecnología. Dicha disciplina ha sido impulsada por los extraordinarios esfuerzos de notables científicos durante los últimos 60 años, a partir de la fundación de la firma Neuralink, fundada por el inventor Elon Musk en el año 2016, quien es mejor conocido por ser el pionero de los vehículos autónomos Tesla.
Desde sus inicios, la ambición de Neuralink ha sido desarrollar interfaces que puedan ser implantadas en el cerebro humano (o de cualquier otro animal), para conseguir comunicarlo con una computadora. El propósito final de este proyecto siempre fue entender mejor el cerebro humano para poder tratar enfermedades cerebrales graves y también perfeccionar las capacidades cognitivas humanas.
Todo lo anterior se ha conseguido con mucho éxito. Por ejemplo, en años anteriores, el Alzheimer tenía un pronóstico desalentador y todos los tratamientos sólo lograban prolongar la vida, pero manteniendo los síntomas presentes en el paciente. En la actualidad, una vez se diagnóstica la enfermedad en una etapa temprana, es posible escanear el cerebro y descargar la información de la densidad neuronal de éste en un servidor, luego implantar un chip que consta de una memoria y un microprocesador cuántico que monitorea el estado del cerebro y va asumiendo, de manera progresiva, las funciones cerebrales que se van perdiendo a causa del deterioro de la masa gris y masa blanca, en otros términos: el cerebro es sustituido por una computadora. Así se impide la pérdida de la memoria, de las funciones corporales, de las capacidades lingüísticas y, finalmente, se evita la demencia y la muerte.
Pero el proyecto Neuralink a parte de haber adquirido grandes triunfos para la medicina, también está gestando resultados más oscuros, que más allá de no tener aplicaciones prácticas en la actualidad, han desencadenado entrañables debates filosóficos, que han venido a cuestionar hasta qué punto es ético continuar con estos osados experimentos.
Con osados experimentos me refiero a las pruebas que ha realizado el ilustre Doctor Ignatius Farray en sujetos sordomudos, quien goza de reputaciones dispares entre sus seguidores y detractores. No obstante, y dejando de lado los dilemas morales, el genio del Doctor Farray no puede ser objetado.
El Doctor Farray, junto a su colega el Doctor Michael Noguera - ambos autoridades respetadas del Departamento de Neurociencias de la Universidad Willem Dafoe Oh Senyor Nostre, ubicada en Wisconsin, EUA – han dirigido una investigación en lo que va del último lustro. La investigación consiste en descubrir que es lo que sucede en la corteza auditiva primaria y secundaria del cerebro de un sordomudo cuando se comunica, recibe información visual, piensa o sueña.
Los científicos  se han interesado especialmente en la circunvolución frontal media y la circunvolución temporal superior y media, que pertenecen a la corteza auditiva, y juegan un papel fundamental en el procesamiento de la voz.
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El Doctor Farray es evidentemente la manía manifestándose en un cuerpo de carne y hueso de 1.80 m de altura, que viste una gabacha blanca, cuyos botones nunca llegarán a encontrase con los ojales del otro extremo, porque una enorme panza se interpone en el medio. La piel frontal de su cráneo descubierta, ausente de cabello, sugieren que su misma calavera alberga el cerebro de un loco. A pesar de que sus argumentos generalmente van interrumpidos, muy a menudo, por sonidos de gato  y gritos sordos que salen de su boca, el discurso del Doctor Farray es muy ordenado y coherente, como el de un matemático.
El Doctor Farray explica que la curiosidad que empuja a esta investigación surgió una noche, cuando él junto a el Doctor Noguera se propusieron salir a jugar bingo, puesto sobre sus orejas, auriculares conectados a un dispositivo que se encarga de cancelar el sonido externo con ondas sonoras en fase destructiva. En otras palabras, ambos tuvieron la idea de salir sin poderse escuchar el uno al otro, y menos al entorno que los rodeaba. Lo cual no era una idea muy brillante si querían escuchar los números ganadores del bingo.
Posteriormente al suceso mientras caminaban de regreso a sus apartamentos, el Doctor Farray le preguntó al Doctor Noguera, ¿cómo imaginaba la voz del hombre que gritaba los números? Ambos no tenían idea, porque no habían prestado atención estando enfocados en intentar leer los labios de aquel hombre. Esa pregunta fue la que estimuló la curiosidad en el Doctor Farray y le propuso a Noguera investigar cómo se comportan los cerebros de los sordomudos congénitos ante la recepción de información de otro humano. ¿Le atribuyen una voz?, ¿O sólo procesan el contenido del mensaje?, ¿Qué perciben cuando ellos piensan?, ¿Hay acaso una voz que les habla?, ¿Cómo es?.

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En los cuatro primeros años de la investigación, los doctores habían aplicado técnicas de resonancia magnética para conocer si las zonas del cerebro dedicadas al procesamiento de la voz eran activadas en los sordomudos, así como la implantación de chips que podían medir y contar la cantidad de neuronas que eran activadas en el cerebro bajo diferentes estímulos. Los investigadores además monitorearon la actividad del cerebro cuando los sujetos de estudio dormían.
De manera paralela un ingeniero se encontraba trabajando en un dispositivo que podía sintetizar la voz que es percibida por la corteza auditiva en el cerebro, además de poder almacenar y reproducir los sueños al menos en forma de audio, tomando la actividad cerebral de la corteza auditiva. Quiere decir que el dispositivo era capaz de no sólo capturar el contenido de un sueño o pensamiento, pero también obtener la forma de onda característica de cada voz que se generaba en el cerebro, y a partir de ahí reproducirla de manera casi exacta. El aparato fue utilizado en individuos que no padecían ninguna discapacidad auditiva, y los resultados de la voz sintetizada por el aparato fueron muy satisfactorios, ya que la voz generada fue idéntica en un 97% a la del individuo. Quiere decir que el dispositivo podía reproducir a través de unos parlantes los pensamientos de un individuo con su voz original, sin que este hablara.
Cuando ambos doctores se enteraron de este dispositivo, no dudaron en contactar con el ingeniero e integrarlo al equipo. El ingeniero Nicolás Maduro no dudó en unirse a la investigación y fue éste el punto donde se empezaron a obtener resultados sorprendentes.
El equipo de investigadores decidió realizar todas las pruebas utilizando el nuevo dispositivo, pero esta vez sometieron a las pruebas a un grupo de control, o sea un grupo de personas que no padecían de ninguna deficiencia auditiva. Primero se realizaron pruebas donde el sujeto debía leer un texto en voz baja, luego se les proponía cualquier tema y debían meditarlo en su mente y discutirlo consigo mismo, finalmente a través de una combinación de opioides y drogas psicoactivas les eran inducido el sueño y los sueños. En el grupo de control no se registraron anomalías, solamente se comprobó que el aparato estaba calibrado y funcionando correctamente al verificar que las voces sintetizadas eran idénticas a la de sus dueños. La parte fascinante vino cuando los investigadores se dispusieron a revisar los resultado de los sordomudos. El primer hallazgo fue comprobar la teoría de los doctores que proponía que los sordomudos sí poseen una voz en su cerebro. Pero lo realmente inquietante ocurrió cuando se analizaron todas las voces generadas por los sordomudos congénitos: todas las voces eran idénticas. Los investigadores estaban realmente sorprendidos por los resultados y en primer lugar se propusieron a analizar, a través de técnicas de procesamiento de señales, la semejanza de todas las voces. Los resultados eran aplastantes; las voces tenían un 100% de similitud, y, sin importar el género y sexo del sujeto en estudio, eran de un ente femenino, del mismo ente femenino.
El equipo de investigadores se encontró en un dilema, no en cuanto al continuar los experimentos, sino en cuanto a la publicación de los resultados. Sabían que esto podría generan un debate demasiado profundo y dar lugar a muchas teorías especulativas. Más allá de las consecuencias mediáticas, es válido, y hasta necesario,  preguntarse de dónde viene esta voz singular, por qué todos los sordomudos congénitos la comparten, si nunca han escuchado una voz en su vida, quién pudo haberla programado en sus cerebros, por qué cuando el cerebro nunca ha escuchado tiene de manera predeterminada la voz de la misma mujer, ¿habrá algún ser superior que está detrás de esto?
Los investigadores publicaron los resultados de la investigación.


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Científicos de diferentes disciplinas y filósofos de distintas corrientes defienden la idea de que se continúen los experimentos con ayuda de inteligencia artificial. Sin embargo muchos sectores poderosos de la sociedad y los líderes de las religiones más representativas se oponen a continuar con las investigaciones. Quizás su actuar malicioso viene motivado por el miedo a que se rompan viejos y falsos paradigmas que, por milenios,  les han permitido tener el poder sobre una sociedad patriarcal e injusta y que al final, todo esto se desbarate al plantearse y contestar la siguiente pregunta: ¿Y si Dios es mujer?

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